"Yo también quiero comer hoy"

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Un año más la Navidad llama a nuestras puertas, las calles se llenan de luz y color, los escaparates de las tiendas muestran sus carteles más despampanantes y la televisión se viste de mensajes positivos. La fiesta de la Navidad, tal y como la conocemos hoy en día no tiene más vida que nuestros padres, y sino preguntémosles a nuestros mayores cómo era la navidad cuando ellos eran niños; fría, sin regalos, sin comida... y lo peor es que esta realidad todavía se repite.

Por un lado, el desarrollo económico y las grandes fuerzas comunicativas van cogidas de la mano desde su nacimiento, pues gracias a la publicidad el cerebro humano asocia a estas fechas aspectos como la felicidad, la caridad, la unión de la família, así como la faceta más consumista de la fiesta. Las grandes marcas han conseguido hacerse un hueco en la mente del consumidor haciendo que este incremente sus compras en señal de amor por los suyos, pero ¿qué hay de toda esa gente que no tiene Navidad?.

Durante estas fechas vemos como las ONG's lanzan sus campañas de recogida de alimentos y la población se vuelve un poquito más solidaria, ¿pero que esta parte de la sociedad solo come en Navidad?. Datos de la Organización de las Naciones Unidas y del Banco Mundial nos dicen que hay más de mil millones de personas que viven en extrema pobreza, repartidas en los más de 174 países que celebran la Navidad alrededor de todo el mundo. Si tanto poder tiene la publicidad, que lo reparta.

El poder de la publicidad es infinito, y el saber emplearlo un privilegio. Necesitamos profesionales comprometidos en procrear estos mensajes a largo plazo, capaces de vivir actívamente en un mundo 3.0 donde la esfera online y la offline se complementen día a día. Tal y como dijo Mónica Moro, “las buenas campañas tardan en dar ingresos, pero son lo mejor para la marca” y para la sociedad.

Patricia Sendra. 

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